lunes, 28 de febrero de 2011

Acoso Bullying Mobbing

Quiero quitarme esta odiosa sensación de haber sido víctima de hostigamiento con toda la intención de esa persona. Es el colmo que suceda de manera laboral, es más doloroso. Estaba en un grupo numeroso por lo que no pude saber quien es realmente pero sé que es el o la misma de siempre porque reconozco su voz, sus ganas de molestar. Patéticamente no sé si ni su genero porque siempre finge la voz para decir lo que quiere de tal manera que no sé si es un hombre haciendo la voz más aguda o una mujer haciéndola más grave.

Tenía mucho tiempo que no me pasaba. Me gustaría decir que años pero no es así; si acaso meses. Fue uno de los regalos que me trajo el ser una persona adulta, uno que agradecí mucho: el bullyng finalmente se había acabado porque ya no había más escuela. 

El acoso psicológico siempre ha estado presente en mi vida, aunque muchas veces lo note, aunque otras tantas lo creí normal al crecer con él. En mi familia recuerdo que desde que tuve razón un tío y sus hijos se reían de mí, por mi físico. No creo que lo hicieran con mala intención, solo era su manera de ser pero me dejo una gran marca en mi niñez. Esa marca se hizo más grande y se grabo para siempre cuando los otros dos miembros de mi generación familiar, con mi misma edad y de mi mismo género, decidieron empezar una época, que duro años, en la que me restregaban su belleza y hacían hincapié en mi falta de la misma. No mentían, debo aceptar, siempre poseyeron una belleza nata, una guapura innegable pero al recalcarme que no era su semejante en ese aspecto me hicieron sentir peor que un pato feo, un monstruo deforme. Años después cuando finalmente crecí y me atreví a mirar las fotos de mi niñez entendí que no era ese monstruo deforme que ellos decían; esta bien, no poseía su gracia o tenía los mejores atributos de la familia pero no era una fealdad a tal extremo como siempre me había sentido, al menos no a esa edad porque el paso del tiempo había empeorado las cosas.

Como una de esas extrañas cosas que jamás podré entender, en mi educación básica no sufrí  un rechazo como el que ese par de parientes me regalaron y tampoco (o no creo) bullying. Fuera de las fiestas, reuniones o visitas familiares donde veía a esos parientes a los que llegue a evitar con un poco de temor o aprensión, me sentía una persona muy normal y en la escuela incluso creo poder decir que tenía un poco de éxito. Por supuesto me convertí en el nerd más inteligente de la clase pero eso, lejos de ser un problema, en esa escuela era bastante respetado. Había un par de personas que hablaban mal de mi, lo recuerdo, pero lo hacían en cuchicheos envidiosos para los que bastaba que yo los mirara (sin amenaza solo una mirada cualquiera) para que se callaran enseguida. Jamás me eligieron para llevar una corona representando a la belleza o al porte pero siempre tuve como amigos al más gracioso, a la más sociable, al más guapo y a la más bonita e incluso uno de ellos acabo siendo mi primer amor infantil, sí correspondido. Todo estaba muy bien o al menos se sentía de esa manera.

El problema inicio cuando la educación básica se acabo y avance al siguiente nivel y, por ende a otra escuela. A veces creo que el respeto que tuve en la primera fue gracias a mis padres, personas muy reconocidas, queridas y respetadas para todo el entorno. Al cambiar de escuela y cambiar de entorno esa protección se acabo; se acabo ahora que recuerdo incluso unas semanas antes no sé por qué, uno de los últimos días antes de cambiar de escuela sufrí una de las peores situaciones que he vivido aún hasta ahora:  un chico y una chica, menores que yo al menos un año año me arrinconaron al salir de la biblioteca (que estaba en el área más alejada de la escuela) y me dijeron que yo les gustaba por lo que querían ser mi novio y novia respectivamente. Yo les dije que era una broma terrible (yo tenía además mi inocente primer amor infantil si correspondido en ese momento que, parece mentira pero es cierto, acababa de mudarse) y que no sabia porque decían eso. Ellos me dijeron que era en serio, se rieron y yo me asuste. Intente irme pero no me dejaron y entonces me abrazaron, uno enfrente, uno atrás de mi, ambos demasiado cerca, lo más cerca que podían, aplastándome. Eran niños y jamás podré entender porque lo hicieron pero se frotaron un poco contra mí de manera... rara, muy rara, muy fea, muy incomoda y repulsiva y yo grité hasta que una maestra (mi maestra favorita para mas horror) apareció del otro lado del pasillo y grito que pasaba. Los dos me soltaron al momento y se alejaron, no lo suficiente como para evitar que la maestra les preguntara que que estaban haciéndome (creyó que me habían pegado supongo), los castigara y me alejara de ahí, tomándome del hombro. Esas últimas semanas fueron terribles porque sucedió eso varias veces más a tal grado que deje de ir a la biblioteca (¡Mi amada biblioteca que años después fue destruida para hacer un salón extra y a la que jamás podre regresar por eso!) pero ese par se las arreglo para encontrarme a solas al salir del baño, al irme a casa, al llegar tarde, al salir por encargo del maestro. Aquella buena maestra que ahora caigo en cuenta debió de suponer que algo andaba muy mal me rescato varias veces pero siempre estuvo lo suficientemente lejos para no darse cuenta de lo que hacían. Supongo que descarto que me golpeaban porque sí llegó a preguntarme lo que me hacían y por que tenía tanto miedo. Yo perdí mi oportunidad de explicarle el porque de mi temor cuando le conteste, y lo recuerdo perfectamente,  "Me abrazan, me aprietan y no me gusta" . Ella me miró como si no entendiera porque un abrazo me ponía casi al borde del pánico y no dijo nada. Fue la primera y última vez que hablamos del tema, las vacaciones de verano iniciaron en los siguientes días y jamás regrese a esa escuela.

domingo, 27 de febrero de 2011

¡Como me quejo!

Me quejo bastante, lo sé. Lo sé con más certeza después de leer todo lo que he escrito aquí. En mi defensa puedo decir que muchas no son meramente quejas sino ataques de ansiedad y de nostalgia. En días tan bonitos como estos me doy bastante risa ¡ relájate ! me digo ante el espejo aunque odio en serio esa palabra / consejo.

En mi afán infantil de compartir canciones de Disney (si mi hermano me viera se divertiría bastante riéndose de mi ) he aquí otra que me motiva:


sábado, 26 de febrero de 2011

Mi ya no mejor amistad

Le he soñado nuevamente, como ha sucedido en las ultimas semanas. Lo normal seria pensar que le extraño pero dado que tiene ya años que no nos vemos, suena bastante improbable. En mi sueño sucedía lo mismo de siempre: nos encontrábamos por casualidad y yo le ignoraba por orgullo, me alcanzaba entonces y me decía que por que lo hacia, que me estimaba, que nunca había sido su atención alejarse y ya, arreglábamos todo y nos íbamos a tomar un café para ponernos al tanto de nuestras respectivas vidas. Yo me sentía feliz, radiante de haber recuperado a una persona que me brindo su amistad desinteresada en muchos momentos.

Cuando desperté tuve como siempre el sabor amargo de comprobar que esa alegría que aun sentía no era real. Eso que sueño no va a suceder, al menos no en un par de años hasta que yo arregle lo que tengo que arreglar con mi persona y de su parte, decida madurar lo suficiente como para aceptarme con mis rarezas, si es que lo hace algún día. Tengo una cierta molestia por su final egoísmo, porque traiciono mi confianza dándome la espalda un día, así solo de repente sin explicarme que carajo hice. A veces le justifico al pensar que aguantar alguien con tantas quejas, tanta timidez, tan pesimista y triste como yo debió de haber sido una carga horrible para una persona tan alegre.

Su amistad no fue perfecta ni mucho menos. Era, como habitualmente suele sucederme, un alma de la fiesta que necesitaba que alguien le escuchara. Yo le escuche obviamente y de ser personas que se sentaban cerca por azar pasamos a ser personas que se sentaban cerca por casi gusto. Aunque no me di mucha cuenta al principio y después fue difícil aceptarlo, fue bastante cruel conmigo al principio como muchos lo eran conmigo. Cuando necesitaba que alguien le escuchara se sentaba a mi lado pero cuando necesitaba divertirse lo hacia a veces a mis expensas. En otras ocasiones me defendía de las burlas de los demás y me ayudaba a ganar confianza y muchas, muchas ocasiones me escucho en mis peores momentos. Fue gracias a su ayuda que tuve el valor para iniciar la primera y única relación de pareja que he tenido en mi vida y cuando eso se termino, tuvo la amabilidad de ayudarme a recuperarme de ese dolor terrible de tener el corazón roto aunque odiaba bastante las cursilerias.

Nos fallamos mutuamente como todos los amigos hacen. Yo no le apoye cuando su estrella se apago momentáneamente y experimento el rechazo aunque me gustaría decir, en mi defensa, que no solo estábamos un poco lejos físicamente sino en ese momento mi propia estrella no solo estaba mas apagada que nunca sino hecha pedazos. Le quite, asimismo, sin querer algo que deseaba mucho y que no pude devolver jamas porque son cosas que no se devuelven. Cuando entramos a universidades diferentes y la brecha se hizo mas grande, fue de su parte de donde nacieron los primeros intentos de contacto porque aunque yo muchas veces quería hacerlo, levantar el teléfono y llamarle era simplemente imposible. Aun así, muchas veces nos buscamos mutuamente y nos seguimos ayudando en lo posible, en situaciones tan bizarras y serias como todos los jóvenes.

Una de las ultimas veces que nos vimos, brindamos por nuestro futuro prometedor y nos despedimos porque íbamos a separamos geográficamente mas de lo que lo habíamos hecho nunca. Le vi una vez mas en la que nos sentamos lado a lado en silencio, tomando lo mismo. Su ultimo consejo fue que dejara de cerrarme al amor y creo que lo dijo porque sabia que ya no podría volver a ayudarme a conseguir pareja como lo hizo alguna vez. Después de ahí desapareció y aunque quise contactarle me ignoro por completo; incluso un par de veces que nos encontramos en la calle fingió no verme o me regalo apenas un saludo escueto. 

Con su desaparición mi numero de amigos disminuyo mas pero no es como si no tuviera ya una preparación para eso, siempre sucede. Creo que es justo confesar que me dolió mucho mas que de costumbre porque se trataba de aquella persona que había soportado años conmigo. Fue testigo de parte de mi niñez, de toda mi adolescencia, de parte mi desperdiciada juventud, de mi primer amor, de la muerte de seres queridos... de todo. 

Soñarle es un poco perturbador pero se que debo dejarle en paz. Si me necesita algún día y me busca le ayudare en todo lo que sea capaz. Y mientras tanto, de todo corazón y tragándome este patético nudo en la garganta, le deseo que tenga éxito y sea feliz, muy feliz. Jamas podre agradecerle suficiente su amistad.


viernes, 25 de febrero de 2011

Frustración inútil

A veces siento que tengo el corazón partido y no se muy bien por que. Supongo que puede deberse a que a veces siento que mi vida no marcha como la había planeado a los 8 años, a que la soledad que yo he provocado me ahoga o, recientemente, a que nadie aprecia mi trabajo. Lo que hago entonces es cantar y cantar (aunque no tengo ni un poco de buena voz) cuando nadie puede escucharme generalmente canciones de despecho que nada tienen que ver conmigo o mi vida real pero que me ayudan bastante a liberarme.

Tengo que solucionar varias cosas conmigo y estoy consciente de eso pero tengo pereza de hacerlo. Lo que quisiera es irme a algún lugar natural y solitario y acostarme en el pasto a ver las nubes cambiar de forma. Estoy un poco renuente a hacer bien mi trabajo aunque lo adoro porque la frustración de que no todo marche bien me desespera y siento (y se) que yo y solo yo puedo arreglar lo que me molesta. Es una frustración inútil que me hace enojar y decepcionarme del mundo y que acaba siendo desquitada y reflejada en mi habitación y en mi oficina: ambas están vueltas un absoluto desastre que da vergüenza.

Mañana voy a llegar a trabajar y a recoger todo mi desastre. Llamare a todos aquellos a los que les he pospuesto la cita y me enfrentare a los reclamos pendientes aunque me den sonrojos terribles y me tiemblen las piernas. El fin de semana haré lo propio en casa. Y supongo que me mirare al espejo, llevo muchos días saliendo de casa sin peinarme.

Amor, amor amor !Ya Basta!

Mi familia jamas se cansara de presionarme. Tampoco ciertos de mis amigos. No lo harán para mi mala suerte ciertos conocidos que no tienen ningún derecho en hacerlo y, para empeorar las cosas, no lo harán ciertos desconocidos que parecen no considerarme  de la misma manera a mi porque no dejan de estar pendientes de mi persona.

A veces creo que todos ellos tienen la culpa de que recientemente me este dando este mal de enamorarme del amor. En días confusos he llegado a creer que estoy enamorándome de tres personas, mi amor platónico imposible, una amistad del pasado que reapareció misteriosamente y un idiota que apareció cerca de pronto. Por supuesto, ninguno de los tres sujetos en cuestión tiene el mas leve sentido: todos son piezas que yo me he puesto con la intención de dejar de sentirme un fenómeno-ajeno-al-amor pero quizás deba de aceptar que lo soy y gritarlo a los cuatro vientos para que todo mundo se calle.

No creo poder expresar el acoso al que mi alrededor me somete respecto al tema. Supongo que temen que llegue un momento en el yo envejezca lo suficiente como para que deban hacer un calendario para ver quien me hace compañía o me regala una lata de comida cada día. Nunca fue mi intención que se preocuparan de eso; muchos de mis esfuerzos (en el aspecto económico) han fracasado es cierto pero tengo la certeza de que se pronto cambiara el panorama o cambiare yo si es necesario para eso. Por ello no es necesario que se preocupen y podrían dejar de presionarme tanto con ese !@#$%^&* tema.

No soporto las canciones que mencionan melosidades una y otra vez sin sentido y mucho menos un coro detrás de mi turnándose para decir esa palabra. Amor, amor, amor !@#$%^&*() patrañas!!!

jueves, 24 de febrero de 2011

Inocencia no, estupidez

Me pasa de vez en cuando. A pesar de mi edad hay un par de cosas que no entiendo y muchas tienen que ver con las relaciones humanas, específicamente las amorosas y bastante de ellas con el sexo y asuntos relacionados. A veces siento que tengo un retraso de pensamiento de un par de años; la verdad en cuanto a mi visión del mundo a veces siento que apenas voy a cumplir 20 años cuando hace ya varios años que pase esa edad.

Es por mi desconocimiento acerca de dichos temas que generalmente me callo cuando empiezan a hablar de eso. Me incomoda muchísimo. Si la conversación se torna hacia una guerra de albures es casi un infierno para mí porque entiendo casi nada y los que entiendo me provocan sonrojos imposibles de ocultar y que provocan la risa de todo mundo. Es meramente horrible.

Lo que sucedió hoy tiene que ver con eso por supuesto. Estaba cómodamente trabajando en horas no laborales cuando por azares del destino el lugar se lleno de gente. Suficientemente malo para mí pero decidí hacerle frente y no huir porque después de todo estaba bastante feliz por como estaba quedando mi proyecto. Entre los que llegaron, solamente a saludar, estaban dos de mis únicos amigos y mis hermanos, todos buscando no sé que cosa conmigo; quizás regañarme por estar trabajando "innecesarias" horas extras.

Ya he dicho que estaba feliz y cuando estoy feliz me pongo simple y entre esa simpleza hice un comentario que me pareció bastante irrelevante pero al parecer no lo fue. Todos, excepto uno de mis hermanos, se atascaron de risa y yo, como no entendí, no le tome mucha importancia (más que mi habitual sonrojo de pánico por estar en medio de tanto alboroto) y seguí trabajando, o al menos lo intente. Mi hermano, el que de vez en cuando me hace comentarios atinados como decir que soy homosexual porque si no de plano soy un fenómeno, empezó a decir un montón de cosas sin sentido (al menos para mí) con mi nombre de por medio, uno de mis amigos se rió bastante pero enseguida se escabullo a otro lado pero el otro, la otra mejor dicho, empezó a seguirle el juego mientras mi otro hermano me defendía, con los mirones divirtiéndose por el espectáculo y yo con la cara más roja que nunca, las manos sudándome de manera espantosa y a punto de ponerle la cereza al asunto largándome de ahí en medio de un ataque de ansiedad por ser el negativo centro de atención.

Ha sido una cosa horrible. Me he sentido como si hubiera regresado a la escuela cuando alguien se burlaba de mi por mi "inocencia" que no viene siendo más que estupidez, o el simple hecho que mi cerebro no gira al mismo ritmo en esas cosas. Cuando me he quedado a solas apenas pude tragarme el nudo en mi garganta y hacer a un lado el amargo resentimiento que nació contra mi voluntad. ¿Que gana de dos personas que me quieren de tomarme el pelo de esa manera cuando saben como soy? ¿Por qué mi hermano siempre tiene que hacer eso? ¿Que no puede entender, como mi otro hermano, que sus palabras son más duras de lo que cree?

Me gustaría tener más sentido del humor para reírme de mí. Lo he intentado un poco con eso pues a pesar de estarme sintiendo mal, hice el esfuerzo de responder según yo de manera graciosa; solo una vez, lo acepto, pero lo hice. Mi hermano me dio una palmadita de aliento, mientras los otros dos seguían, así que quiero creer que no lo hice tan mal.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Apariencia

Nunca me gusto mucho mirarme al espejo. No es que no me interesara mi apariencia, es que no me interesaba demasiado; mas que estar consciente de mi falta de belleza o guapura (que carezco de ambas absolutamente en igual forma), siempre tuve esa vaga idea de que mi apariencia no importaba porque no era una persona fea, al menos no tanto. 

En mis años escolares mas básicos incluso tuve un poco de suerte, que hoy me arrepiento un poco de no haber aprovechado, con el sexo opuesto; en mis épocas mas turbulentas no falto quien se acercara a mi con otras intenciones y se enfrentara a mi rechazo mas que por tenerlo por el hecho de que yo no entendía la dinámica. Por supuesto, tampoco falto nunca el buen amigo (y el no tan bueno ni amigo) que se diera cuenta de mis torturas internas e hiciera énfasis en mi apariencia con afán de que yo la "mejorara, aprovechara o no la valorara tan poco". 

El resultado, aun con buenas intenciones, fue bastante malo para mi pues en mi ultimo periodo como estudiante sentí que mi autoestima se caia al suelo en cuanto a mi apariencia se referia, mi timidez con el sexo opuesto se acentuó demasiado y vaya, caso perdido completamente. En mi cabeza, sin embargo, me hice el propósito de que algún día lograría superar mis inseguridades, mi timidez y etc. para poder disfrutar de todo lo relacionado con mi apariencia, como lo hacen todas las personas normales.

Me hubiera ayudado que el tiempo se hubiera detenido para que me dejara pensar pero obviamente no lo hizo. Y los años pasaron casi sin que me diera cuenta, la escuela se acabo para siempre y el mundo laboral me absorbió y yo deje que lo hiciera para esconderme en sus ocupaciones. Sigue sin gustarme mirarme al espejo pero lo hago mas a menudo por afán de madurar un poco y las ultimas veces he descubierto con espanto que la juventud se me ha escapado sin que yo pudiera aprovecharla. En mi rostro empiezo a ver los primeros indicios de arrugas, siento en todo mi cuerpo las señales de que ya no soy tan joven como antes y me doy cuenta cada día de que he pasado demasiado tiempo pensando sin hacer nada por mi.

Mas que una cuestión de vanidad, que si la hay claro esta, me asusta la idea de verme como una persona envejecida y acabada cuando sigo sintiéndome como el pequeño infante asustado que no se entiende  así mismo, al que no le gusta salir de casa y tiene miedo de convivir con personas. Supongo que tenia un poco de sentido cuando era menor de edad o hasta adolescente pero ¿Que excusa tengo ahora? Ninguna, es la respuesta y ese es precisamente lo que me hace asustarme de mi juventud perdida.

Pobre alma en desgracia

Me he calmado después de un rato porque a pesar de mis demonios internos tengo que trabajar y ocupar la cabeza en algo mas. Mi trabajo es, podrán adivinar, bastante solitario por lo que siempre tengo presente que si me distraigo acabare sin hacer nada y por ende muriéndome de hambre. Morir por inanición no entra en mis planes (morir no entra en lo absoluto, nunca más, nunca más) así que mas me vale ponerle entusiasmo.

Entre mi afán de ponerle entusiasmo y mi rareza innata es que me acordado de aquella canción de "Pobres almas en desgracia" de la Sirenita de Disney:


La canción aparte de hacer que me ria de mi propio dramatismo me hace ver las cosas nuevamente con mas perspectiva. Si tuviera que cambiar mi voz melodiosa (si tuviera) por un par de piernas para poder encontrar al principe del que etsoy enamorada (si lo estuviera) estaría en un verdadero problema, no como los inventos de mi cabeza... creo.

Me gustaría hablar en serio

Voy a llorar. No encuentro ningún otro foro sobre fobia social y el único que encontré aun no me permite publicar ni responder nada. En medio de un ataque de ansiedad seria genial poder compartirlo con alguien que entendiera.

Uno de mis hermanos ha tenido el tino de hablarme justo en el momento preciso pero como siempre, no he podido hablarle en serio sobre como me siento. Entre las mismas frases que muchos usan me ha dicho que exagero, que soy muy bicho raro, que me auto-boicoteo, que todo esta en mi cabeza y después tuvo la gracia de hacerme varias bromas de mal gusto: que todo es porque no tengo pareja, que no tengo pareja porque seguramente soy homosexual, que apuesta a que soy homosexual y debo de aceptarme porque si soy heterosexual y no tengo pareja resulta ser que en serio tengo algo mal en la cabeza. No me molestaría que dijera  todo eso si lo dijera en serio, si pudiéramos mantener todas esas dudas sobre mi que seguramente si tiene para hablar sobre ellas con seriedad y me permitiera desahogarme y apoyarme con el amor fraternal que supuestamente compartimos. No es así y nunca lo sera, ni con nuestra relación ni con la que tengo con otras tantas personas cercanas a mi porque simplemente no.

Ya estoy llorando, que tontería, que patético. Por que no me acepta ese foro?

martes, 22 de febrero de 2011

Amor platónico

Es bastante patético aceptar que tengo un amor platónico pero lo tengo. Se trata de una persona reservada pero a la vez interesante que conocí, como solo conozco desde hace años a nuevas personas, por trabajo. Le conocí un día en el que estaba ahogándome de estrés, con un trabajo importante que entregar y para el que se me había hecho tarde. Dado que venimos siendo una especie de competencia, nos topamos en el mismo lugar y, como una extraña gracia del destino, resulto ser que nos quedamos a solas; no fue esa la única sorpresa, la sorpresa mayor fue que acabo ayudándome, sin que yo se lo pidiera, a terminar el trabajo que tenia que entregar. Se porto maravillosamente y dado que solo estábamos nosotros dos (o quizás por el estrés que me ahogaba) tuvimos una conversación como pocas, al menos para mi porque no dudo que su normalidad sea tal que pueda tener conversaciones tan interesantes con cualquier persona. Yo, sin embargo, puedo hablar pocas veces con tanta libertad, empatia e interés hasta con mis amigos por lo que sentí un extraño click que me deslumbro y me encanto desde ese momento. Ahora que lo recuerdo supongo que debí de haberle dado un poco de lastima y malentendí su amabilidad pero aunque muy probablemente sea verdad, es difícil deshacerme de la idealización que desde ese momento forme sobre su persona.

Después de ese día, seguí asistiendo a ese lugar con la esperanza de verle. Nos seguimos encontrando por supuesto y la amabilidad con la que me siguió tratando me ayudo a formar ideas tontas en mi cabeza. Hay días en el que verle solo unos minutos es suficiente para alegrarme el resto de la semana y otros en los que una frase amable que sale de su boca se repite una y otra vez en mi cabeza haciéndome fantasear con escenarios imposibles donde salimos a una cita. Con el paso del tiempo nuestro trato ha avanzado hacia una camaradería que me gusta pensar que se acerca a la amistad, nunca fuera del ambiente laboral claro esta.

Ahora que he buscado a mas personas con tendencia a la fobia social, este amor platónico que tengo se me ha presentado desde otra perspectiva. No soy la única persona que hace esto y tampoco la única persona que construye castillos sobre el aire pero debo ser realista. No solo resulta ser patético sino que al final empiezo a sospechar que me hace daño fantasear con una persona que solo esta siendo amable conmigo y a quien no le intereso, ya tiene pareja o lo que sea. Me asusta un poco darme cuenta de cuantas veces debo de haberme visto mal, sobre reaccionado o etcétera. Debo de poner los pies sobre la tierra y deshacerme de ese sentir. Debo de, por mi propia salud mental y en beneficio de la vida amorosa que no tengo pero seria agradable tener.

Hoy le he visto nuevamente mientras pensaba en todo eso. Me saludo usando, por primera vez, un diminutivo de mi nombre que me gusta mucho. El corazón me salto casi a la garganta y me sonroje con todo mi potencial; para colmo no he podido contestarle el saludo porque estaba lleno de gente. Me di la vuelta para que no viera mi cara y me aleje a toda prisa, apenas haciéndole un gesto con la mano para que supiera que no quería ignorarle y sintiéndome bastante miserable por ello.

Voy en camino de superarlo, lento pero voy.



Idea estúpida

Cuando debo de ir a una reunión pienso lo bueno que seria si pudiera escribir en el camino, antes de llegar, mientras se desarrolla la reunión o vivo mi primer sonrojo de la tarde pero me es imposible. Quiero comprarme un celular fino solo para eso, para poder apoyarme en el desahogo constante mientras sucede.

Esta última vez he repetido una y otra vez en mi cabeza como me sentía con el afán de escribirlo aquí y leerlo más tarde. No suena tan grave una vez que ya sucedió pero en el momento retrase todo lo posible mi llegada a dicha reunión; me sudaban las manos (como siempre), me sonroje al llegar y ver a todas las personas que ahí estaban (como siempre) y las piernas me temblaron todo el trayecto que tuve que caminar para encontrarme con los anfitriones. Al cruzar la última calle pensé en lo fácil que sería no moverme a tiempo y dejar que el automóvil verde que se aproximaba me golpeara lo suficiente como para tener una excusa "real" para no ir pero enseguida me dije que era una idea estúpida ¡más que estúpida! no puedo llegar a tanto, ¡no puedo dejar que mis miedos se apoderen de mi vida! ya no. Avance a tiempo y acudí a la reunión, como siempre y me la pase al inicio bastante mal, tan mal como habitualmente... al final mejoró lo suficiente porque se fue la mayoría y sentí finalmente que podía respirar.

La idea estúpida que cruzó por mi mente, sin embargo, me atormento en la noche y lo hace aún ahora. Que idea tan tonta ¿como pude llegar a pensarlo? Jamás, jamás, jamás. ¿Que diría mi pobre madre si supiera que pensé eso? ¿Que diría mi papá, mis hermanos? Les rompería el corazón. Ahora me da mucha vergüenza haber llegado a pensar una cosa tan idiota. Que mal se ve plasmada aquí cuando es uno de mis peores secretos. No pensaré en una idea tan estúpida de nuevo. Nunca más, nunca más.

lunes, 21 de febrero de 2011

Le caigo mal al alma de la fiesta

Siempre me ha sucedido eso, todos malinterpretan mis ganas de querer irme del bullicio como una especie de grosería. En realidad es que no soporto tanta gente a la vez y mucho menos estando todos en una mesa donde siento que todos me miran aunque sé que no es así, donde me da miedo hablar y lo único que quiero es irme. Hay un par que lo comprende y a la mayoría no le importa pero de los dos o tres extrovertidos innatos que siempre se encuentran en ese tipo de cosas, siempre hay uno al que le cae muy mal mi actitud; como si no sentirme con la misma comodidad que el o ella fuera un insulto a su persona.

Esta vez fue una chica. Una bastante guapa y arreglada, segura de sí misma y a mi parecer levemente insoportable. Se encargo de hacerme un par de gestos de exasperación que me hicieron sentir más incomodidad. Realmente me dieron ganas de decirle que no tenía que esforzarse tanto, yo ya me sentía bastante no a gusto sin necesidad de su ayuda.

Me escabullí en cuanto pude, por supuesto y ella aprovecho para señalar que soy un bicho raro. No entiendo porque tiene que ser tan extraño que prefiera la lectura solitaria en en mi casa de algún buen libro a quedarme con un grupo de desconocidos, más cuando el "alma de la fiesta" se encarga de fortalecer mi incomodidad. En serio que no entiendo.

Ansiedad

Que semana tan pesada he sufrido. El calendario lleno de eventos a los que no quiero ir pero debo. Mi consuelo es que ya casi acaba, ayer y hoy fueron agendamos los eventos más importantes (estresantes diría yo) por lo que ya casi estoy afuera. Eso no evita, claro esta, que hoy a una hora de tener que ir al último este al borde de un ataque de pánico; mientras escribo esto me sudan las manos de manera ridícula y el corazón me late como si estuviera haciendo un maratón larguísimo.

He entrado de nuevo al foro de conocida página dedicada al problema pero aún no validan mi cuenta y ante la desesperación por desahogarme antes de iniciar otra batalla, he decidido abrir este blog. Supongo que me expongo a burlas, trolleos y malos comentarios pero he leído que lo sano es que aprenda a vivir con todos ellos. Me agrada la idea de contar mi historia sin chiste con la esperanza de que otro se identifique y le ayude un poco (y me ayude a mí también desahogarme claro). A mi me han ayudado mucho todas las historias que he leído y me he identificado a tal grado que me da un poco de miedo, miedo y emoción al mismo tiempo.

No me gusta decir que tengo fobia social pero supongo que sí, la tengo. He leído todos los síntomas y encajo de manera espantosa. No me gusta estar con muchas personas, me sonrojo a cada rato (y eso ya casi es eritrofobia), me sudan las manos con cualquier situación extraña y he llegado a considerar seriamente el lastimarme (levemente pero lastimarme) para evitar ciertas situaciones sociales. Sufro ir al supermercado sin compañía y cuando hay mucha gente en la calle siento que todos me miran y suplico en mi cabeza que dejen de hacerlo. Me la paso muy mal cuando debo de ir a una fiesta o reunión netamente personal y de hecho, mientras escribo esto, estoy posponiendo la última tortura a la que debo asistir ¡Como quisiera poder quedarme aquí a solas!.