sábado, 26 de febrero de 2011

Mi ya no mejor amistad

Le he soñado nuevamente, como ha sucedido en las ultimas semanas. Lo normal seria pensar que le extraño pero dado que tiene ya años que no nos vemos, suena bastante improbable. En mi sueño sucedía lo mismo de siempre: nos encontrábamos por casualidad y yo le ignoraba por orgullo, me alcanzaba entonces y me decía que por que lo hacia, que me estimaba, que nunca había sido su atención alejarse y ya, arreglábamos todo y nos íbamos a tomar un café para ponernos al tanto de nuestras respectivas vidas. Yo me sentía feliz, radiante de haber recuperado a una persona que me brindo su amistad desinteresada en muchos momentos.

Cuando desperté tuve como siempre el sabor amargo de comprobar que esa alegría que aun sentía no era real. Eso que sueño no va a suceder, al menos no en un par de años hasta que yo arregle lo que tengo que arreglar con mi persona y de su parte, decida madurar lo suficiente como para aceptarme con mis rarezas, si es que lo hace algún día. Tengo una cierta molestia por su final egoísmo, porque traiciono mi confianza dándome la espalda un día, así solo de repente sin explicarme que carajo hice. A veces le justifico al pensar que aguantar alguien con tantas quejas, tanta timidez, tan pesimista y triste como yo debió de haber sido una carga horrible para una persona tan alegre.

Su amistad no fue perfecta ni mucho menos. Era, como habitualmente suele sucederme, un alma de la fiesta que necesitaba que alguien le escuchara. Yo le escuche obviamente y de ser personas que se sentaban cerca por azar pasamos a ser personas que se sentaban cerca por casi gusto. Aunque no me di mucha cuenta al principio y después fue difícil aceptarlo, fue bastante cruel conmigo al principio como muchos lo eran conmigo. Cuando necesitaba que alguien le escuchara se sentaba a mi lado pero cuando necesitaba divertirse lo hacia a veces a mis expensas. En otras ocasiones me defendía de las burlas de los demás y me ayudaba a ganar confianza y muchas, muchas ocasiones me escucho en mis peores momentos. Fue gracias a su ayuda que tuve el valor para iniciar la primera y única relación de pareja que he tenido en mi vida y cuando eso se termino, tuvo la amabilidad de ayudarme a recuperarme de ese dolor terrible de tener el corazón roto aunque odiaba bastante las cursilerias.

Nos fallamos mutuamente como todos los amigos hacen. Yo no le apoye cuando su estrella se apago momentáneamente y experimento el rechazo aunque me gustaría decir, en mi defensa, que no solo estábamos un poco lejos físicamente sino en ese momento mi propia estrella no solo estaba mas apagada que nunca sino hecha pedazos. Le quite, asimismo, sin querer algo que deseaba mucho y que no pude devolver jamas porque son cosas que no se devuelven. Cuando entramos a universidades diferentes y la brecha se hizo mas grande, fue de su parte de donde nacieron los primeros intentos de contacto porque aunque yo muchas veces quería hacerlo, levantar el teléfono y llamarle era simplemente imposible. Aun así, muchas veces nos buscamos mutuamente y nos seguimos ayudando en lo posible, en situaciones tan bizarras y serias como todos los jóvenes.

Una de las ultimas veces que nos vimos, brindamos por nuestro futuro prometedor y nos despedimos porque íbamos a separamos geográficamente mas de lo que lo habíamos hecho nunca. Le vi una vez mas en la que nos sentamos lado a lado en silencio, tomando lo mismo. Su ultimo consejo fue que dejara de cerrarme al amor y creo que lo dijo porque sabia que ya no podría volver a ayudarme a conseguir pareja como lo hizo alguna vez. Después de ahí desapareció y aunque quise contactarle me ignoro por completo; incluso un par de veces que nos encontramos en la calle fingió no verme o me regalo apenas un saludo escueto. 

Con su desaparición mi numero de amigos disminuyo mas pero no es como si no tuviera ya una preparación para eso, siempre sucede. Creo que es justo confesar que me dolió mucho mas que de costumbre porque se trataba de aquella persona que había soportado años conmigo. Fue testigo de parte de mi niñez, de toda mi adolescencia, de parte mi desperdiciada juventud, de mi primer amor, de la muerte de seres queridos... de todo. 

Soñarle es un poco perturbador pero se que debo dejarle en paz. Si me necesita algún día y me busca le ayudare en todo lo que sea capaz. Y mientras tanto, de todo corazón y tragándome este patético nudo en la garganta, le deseo que tenga éxito y sea feliz, muy feliz. Jamas podre agradecerle suficiente su amistad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario